Crisis del 98. La independencia de Cuba

04.05.2023

La crisis del 98 fue la consecuencia principal de la pérdida de las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Esta situación dio comienzo en 1895, con el llamado Grito de Baire, una rebelión simultánea que surgió en varias zonas de Cuba por la independencia, y la cual el gobierno español trató de reprimir. España tenía un ejército mal preparado y mal dotado, a lo que se suman las numerosas bajas provocadas por las enfermedades tropicales. Estados Unidos aprovechó esta situación para hacerse con la isla, atacando a España a través de la prensa y amenazando con intervenir militarmente. Fue la explosión de un barco estadounidense en La Habana, de la que se culpó a España, lo que hizo que Estados Unidos entrase en la guerra. Esta fué una guerra fugaz en la que Estados Unidos era muy superior militarmente, y España fue derrotada en semanas.

En diciembre de 1898, en el Tratado de París, España reconocía la independencia de Cuba (la isla quedaría bajo el control estadounidense) y entregaba Puerto Rico y Filipinas a Estados Unidos a cambio de 20 millones de dólares. Para España, este fue el punto final de su histórico imperio, dando lugar al denominado ¨Desastre del 98¨, y sobre todo fue el inicio de una profunda crisis social, cultural y política. El resto de posesiones españolas del Pacífico fueron vendidas al Imperio alemán mediante el tratado hispano-alemán del 12 de febrero de 1899, por el cual España cedió sus últimos archipiélagos: las Marianas (excepto Guam), las Palaos y las Carolinas, a cambio de 25 millones de pesetas (17 millones de marcos). Todo el país cayó en un gran sentimiento de frustración y pesimismo.

Aparece en ese momento el Regeneracionismo, una corriente en favor de modernizar España por medio del fomento de la educación, para acabar con la decadencia, la pobreza y el caciquismo, cuyo máximo representante fue el intelectual aragonés Joaquín Costa. También en este contexto Alfonso XIII asume el poder, en 1902 y con 16 años, poniendo fin a la regencia de su madre María Cristina.

A esta crisis del 98, se suma el creciente fraccionamiento de los partidos dinásticos, es decir, la crisis de los dos partidos principales del sistema turnista (Partido Conservador y Partido Liberal), provocada por la muerte de sus líderes: la de Cánovas en 1897 (asesinado por un anarquista) y la de Sagasta, de muerte natural, en 1903. Ninguno de sus sucesores logrará liderar de manera eficaz sus partidos, por lo que seguirán turnándose hasta 1917, aunque con más variedad de líderes al frente. Además, cada vez hay más grupos sociales que rechazan estos 2 partidos, es decir, hay una creciente contestación política al sistema.

Candela Vázquez Sande 2°F


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