Guerra de Cuba

10.05.2023


1 LA CUBA NACIONALISTA E INDEPENDENTISTA

"El amor, madre, a la patria
no es el amor ridículo a la tierra,
ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
Es el odio invencible a quien la oprime,
es el rencor eterno a quien la ataca"
-Abdala, (José Martí)

José Martí es considerado el alma de la revolución cubana. Político, pensador, escritor y poeta nacido en la

Habana en 1853 ya expresaba en su poema Abdala, escrito en el albor de la primera guerra de independencia

o guerra de los Diez Años 1869-1879, que el sentimiento nacionalista e independentista de un pueblo había

de terminar con una lucha encaminada a lograr la independencia y la libertad.

A finales del s. XIX Cuba junto a Filipinas y Puerto Rico eran las tres últimas grandes colonias del imperio

español. Era cuestión de tiempo que las influencias nacionalistas y el deseo de independencia arraigase entre

la población cubana nativa, mestiza y criolla (hijos de europeos nacidos en Hispanoamérica).

El gobierno de Cuba se mantuvo en manos de un gobernador militar hasta el final del dominio español. Pese a

que desde principios de siglo, se contempló dar a las colonias estatus de provincia de hecho y derecho, ganar

en capacidad de autogobierno y participación de la población nativa en la política y las decisiones que

afectasen a la vida en la isla, lo cierto es que hasta el final de la ocupación la colonia se gobernaba de forma

absolutista.

Explotación de trabajadores, falta de derechos y libertades de todo tipo, prensa, reunión o asociación. Se

esquilmaban recursos y riquezas que no se revertían en la Isla. La esclavitud vigente en plantaciones de azúcar

y tabaco y las decadentes condiciones de salubridad y de la vida social en la isla fueron los motivos que

alentaron la aparición de cabecillas capaces de organizar y dirigir el ánimo de una revolución que llevase a

Cuba a lograr su independencia.

2 LA ESPAÑA DE FINALES DEL SIGLO XIX

Primera república y las monarquías parlamentarias

En el último tercio del s. XIX España se vio inmersa en encontrar una manera estable de gobierno. La

monarquía de Isabel II poco entregada a estas tareas dejaba las decisiones políticas y de estado en manos de

ministros corruptos más preocupados de sus beneficios que de gobernar el creciente descontento social,

revueltas estudiantiles, luchas obreras y crecientes conflictos en política exterior como Cuba o Marruecos.

El triunfo de la revolución civil-militar llamada La Gloriosa en 1868 acabó con el exilio de la Reina Isabel II y dio

paso a Sexenio Democrático que profundiza en el caos político y de gobernabilidad. La búsqueda de una forma

política para el estado como monarquia parlamentaria en contra de las ideas republicanas crecientes no

consigue estabilizar el gobierno interno de España. Ni la búsqueda de un rey por toda Europa que aceptase la

corona primero con Amadeo I de Saboya (1871-1873) ni la instauración de la Primera Republica tras el corto

reinado de Amadeo I consiguieron dar forma a un estado parlamentario estable sin corrupciones ni amaños

electorales.

No sería hasta la Restauración Monárquica con Alfonso XII promovida por Cánovas Del Castillo y la constitución

de 1876 que España logra cierta estabilidad parlamentaria y de gobierno con un sistema liberal de monarquía

parlamentaria bicameral con alternancia política constructiva.

Se consigue sofocar a los insurrectos cubanos con la Paz de Zanjón en 1879 que finalizaba la Guerra de los Diez

Años. La necesidad de atender políticas internas en la propia España deja cerrado el conflicto cubano en falso

al no lograr esta paz ningún avance en los deseos autogobierno en la Isla, lo que supondrá un punto y

seguido hasta que logren con José Martí a la cabeza organizar una segunda revolución con el interés creciente

de los Estados Unidos.

3 ESTADOS UNIDOS. EL CUARTO PODER Y SUS PROPIOS INTERESES

Con la nueva Guerra ya en marcha entre Cuba y España poderosos grupos de comunicación americanos

empiezan a alentar entre la opinión pública la necesidad de terminar con el dominio español sobre la vecina

isla caribeña. Surgen así titulares que fomentan la necesidad de intervención militar de Estados Unidos. Esta

presión mediática en razón de su propio beneficio económico, con la idea de que la guerra vende, consigue

dejar servido un ambiente prebélico en la opinión pública.

"Usted suministre las ilustraciones y yo suministraré la guerra" es el telegrama de uno de los mayores grupos

mediáticos americanos a uno de sus corresponsales en La Habana.

El ansia de expansionismo americano, intereses comerciales contra la política arancelaria de España, la

incomodidad estratégica de tener frente a sus costas un territorio con soberanía en manos de un país europeo

y la negativa reiterada de España a vender al gobierno americano esos territorios hacían que los conflictos

diplomáticos con EEUU fuesen crecientes.

Con una España militar y económicamente debilitada por el coste de la campaña y sabedores en el gobierno

Americano de su superioridad naval, militar y armamentística solo hubo que esperar al detonante que en 1898

supuso la explosión del Acorazado Maine enviado en supuesta misión de paz a la bahía de la Habana donde

fallecieron 280 militares americanos. Aunque se demostró accidental posteriormente, fue aprovechado por los

grupos de comunicación y el propio gobierno de EEUU para dar un ultimátum a España para que abandonase

sus posesiones en ultramar.

Declarada así la guerra, en unos pocos meses, acabaría con la armada naval y la resistencia militar española.

Con la Paz de París ese mismo diciembre de 1898 España cedía todas las posesiones de ultramar a EEUU por

veinte millones de dólares.

4 CONSECUENCIAS DE LA GUERRA. La España Post-colonial.

Con una deuda creciente por el coste de la guerra y la pedida de vidas unido al descredito de la sociedad en

sus dirigentes, se planteó la necesidad de regenerar el desacreditado sistema de alternancia parlamentaria

instaurado con la Restauración Monárquica.

Surgieron corrientes nacionalistas en los territorios con lengua y cultura propias apoyados por ideas

federalistas y surgió la llamada Generación del 98, grupos de intelectuales y escritores que defendían la

necesidad de apartarse del clericalismo y de los partidos dinásticos en favor de ideas republicanas.

Sin embargo para la economía resultó ser un impulso al terminar con el coste militar y el mantenimiento de las

estructuras coloniales que dieron paso a un retorno de capitales indianos que lograron sanear las cuentas de la

hacienda pública.


Andrea Candedo Pazos. Abril 2023. 


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